lunes, 9 de noviembre de 2015
MARC MAÑÁ | MOTIVACIÓN, AYUDA PARA LA ACCIÓN
O, ¿acción, ayuda para la motivación?
Efectivamente, hoy vamos a tratar un tema tan importante pero a menudo muy ignorado como es la motivación. ¿Por qué es tan importante motivarse? Porque la motivación nos servirá de palanca para conseguir más rápido nuestros objetivos en la vida.
¡Esto es así porque cuando estamos motivados tenemos una energía y una fuerza sensacionales! Seguro que has vivido esta sensación en que estás muy contento, eufórico, apasionado, con mucha alegría y muchas ganas de hacer lo que tengas que hacer! Pero la motivación es como bañarse o ducharse: los efectos no son permanentes.
Por tanto, necesitamos hacerlo a menudo y regularmente si queremos aprovechar la fuerza y energía que nos brinda la motivación. (Si aún no tienes claro tus objetivos te puede ayudar mi anterior artículo: “Tres claves para liderar tu vida”).
Pero antes de empezar definamos qué significa motivación.
Según la Real Academia Española significa:
1. f. Acción y efecto de motivar.
2. f. motivo (causa).
3. f. Ensayo mental preparatorio de una acción para animar o animarse a ejecutarla con interés y diligencia.
Podemos resumir que MOTIVACIÓN = MOTIVO + ACCIÓN. Es decir, tener un motivo (una causa, objetivo, meta…) y ponerle la acción para lograrlo. De ahí el título y la pregunta con la que inicio este artículo.
¿Motivación es una ayuda para la acción o la acción ayuda a motivarse?
En mi opinión las dos son necesarias y se retroalimentan.
Veamos por qué: Si tenemos un motivo (causa, objetivo, meta…) bien claros y definidos, tenemos un “por qué”, el cual nos da el sentido para tomar la acción necesaria. Sin un por qué claro es muy difícil mantenerse motivado de forma constante. Por ejemplo, cuando te apuntas al gimnasio porque quieres estar más en forma para el verano, pero en el fondo, si no lo logras, piensas que “tampoco pasa nada”, entonces probablemente, dejarás de ir al gimnasio al cabo de pocas semanas. (Tu “por qué” es débil). En cambio, si decides ir al gimnasio porque deseas agradar a esa maravillosa persona de la que estás locamente enamorado/da, seguramente serás mucho más constante (tu “por qué" es más fuerte). Este tipo de motivación (satisfacción, placer, autosuperación…) la llamaremos intrínseca.
Otro ejemplo puede ser un “por qué” externo (dinero, comida o cualquier otra forma de recompensa). La manera más fácil de explicar este ejemplo es la siguiente: ¿Verdad que en tu trabajo a veces tienes que hacer algo que no te gusta o apetece? ¿Y por qué lo haces? Tienes una motivación externa: por dinero, comida, etc. (motivación extrínseca).
Por otro lado, aun sin tener un “por qué” muy claro, el hecho de accionar, nos brindará una sensación de que estamos haciendo algo, de que no estamos estancados y esta sensación puede llegar a aumentar tu autoestima y por consecuencia tu estado de motivación.
Por tanto, si no tienes claros tus objetivos, al menos, muévete, sigue avanzando, prueba nuevas experiencias, pero ¡¡nada de estar todo el día en el sofá!! Esto más bien te desmotivará…
Ahora que ya sabemos qué es la motivación y su importancia en nuestras vidas, veamos cómo podemos automotivarnos, para ¡no necesitar que nadie nos motive!
¿CÓMO MOTIVARSE?
Después de analizar diferentes situaciones donde el ser humano ha logrado salir adelante a pesar de tener las circunstancias totalmente en su contra, he llegado a la conclusión de que existen dos fuentes estimuladoras que operan de forma natural que nos impulsan a producir resultados. La necesidad y el deseo.
Tal como explica Rafael Ayala en su libro “Cambia tus hábitos, cambia tu vida”, la necesidad abre un depósito oculto en el interior de las personas del que surgen ideas, energía y voluntad para realizar actividades que ya no hacían o que pensaban que no eran capaces de realizar con éxito.
Por ejemplo, si después de entrenar tienes el cuerpo fatigado, te duele y apenas puedes caminar o sostenerte en pie, seguramente te irás a casa en taxi o caminarás despacito. Pero si al salir del gimnasio te ataca un perro y te persigue, ¡¡verás como sacas energías para correr más rápido que nunca!!
Entonces vemos que la necesidad tiene un factor de motivación más alto o más bajo dependiendo del grado de necesidad. Esto es un problema a largo plazo porque en cuanto ya volvamos a estar cómodos en nuestra situación, dejaremos de estar motivados y nos inactivaremos de nuevo, apáticos.
El deseo, en cambio, nos motiva en cualquier estado de nuestras vidas. ¿Por qué? Pues porque nos produce una insatisfacción positiva, una búsqueda permanente de mejora y crecimiento.
Entonces, ¿qué es mejor? Tener la necesidad o ¿tener un deseo para tomar acción y estar motivados?
En mi opinión la respuesta es las dos. La clave está en necesitar lo que deseas.
Por ejemplo, si sólo deseamos viajar porque nos gusta, pero no lo necesitamos, será una fantasía que probablemente no realizaremos o lo haremos con poca frecuencia. En cambio, si lo necesitamos porque nos apasiona, porque nos hace sentir vivos, seguramente viajaremos con frecuencia, ya que estaremos permanentemente motivados para lograr sentir estas sensaciones una y otra vez.
Entonces podemos resumir que para motivarnos nos ayudará tener claro un “por qué” tomar acción y que se convierta en un deseo y en una necesidad al mismo tiempo.
NECESITAR AQUELLO QUE DESEAMOS.
RECOMENDACIONES PRÁCTICAS
Bien, ahora que tenemos una idea más clara de por qué motivarnos constantemente veamos algunos “trucos” para automotivarnos intrínsecamente.
NADIE PUEDE MOTIVARTE EXCEPTO TÚ MISMO.
1. Enfócate en el proceso y no en la recompensa
Esto te servirá para cuando la recompensa o el deseo no sean suficientemente motivadores para ti, pero aun así debas hacerlo:
Elije un camino que te motive y que te lleve a tu objetivo. Es decir, si te motiva ayudar a la gente (y el objetivo no tanto pero debes hacerlo), entonces idea una manera de conseguir el objetivo como consecuencia de ayudar a la gente, por poner un ejemplo. Dicho de otra manera, si no te motiva lo suficiente el “por qué”, trata de hacer que te motive el “cómo”.
Como leí en el libro de Ángel De La Calle, “Yo lo hice…”: Lo inteligente no es hacer lo que te gusta, sino hacer que te guste lo que tengas que hacer.
2. Profundiza sobre el tema que estés tratando
Esto aumentará inevitablemente tus niveles de entusiasmo y motivación. Haz la prueba, elige un tema y ponte a investigar, profundiza todo lo que puedas y ¡verás que te motiva más que al principio!
3. Analiza las consecuencias de NO hacerlo.
¿Qué pasará si no haces esto que debes hacer y que no te motiva? Muchas veces, la consecuencia de no hacer asusta más que sí hacer y, por tanto, nos ayuda a motivarnos. Por ejemplo, ¿qué pasará si mañana no vas a trabajar? ¿Qué pasaría si mañana pierdes el empleo? Etc…
¿Queda claro la importancia de estar motivado y aprender a motivarse? ¡Espero que sí! Pues de lo contrario no estoy haciendo bien mi trabajo con este artículo, que es ayudarte a que aprendas a automotivarte y no necesitar que te motiven. De esta manera, una vez más, ¡¡Tú asumes el control de tu vida!!
¿Tienes algún truco personal para automotivarte? ¿Quieres contárnoslo? ¡Genial, te invito a que te expreses en los comentarios!
¡¡Un abrazo ganadores!!
MARC MAÑÁ
Coach de EL EFECTO GANADOR
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario